martes, 1 de marzo de 2011

LAS PROFECÍAS DE SAN MALAQUÍAS

Los apocalípticos presagios del santo irlandés del siglo XI
Aunque la Iglesia Católica no las considera oficiales y se duda de su veracidad, las profecías de San Malaquías siguen estudiándose y cuentan con muchos seguidores.
La profecía de los 112 Papas, atribuida a San Malaquías, asegura que se acerca el fin de la dinastía papal y de la Santa Sede de Roma. Según sus vaticinios, el actual Santo Padre, Benedicto XVII, podría ser el penúltimo de los Papas, ya que su sucesor, el que haga el número 112, contemplará durante su reinado el desmoronamiento de la Iglesia Católica y, posteriormente, la llegada del Juicio Final.

Dos fueron las profecías que supuestamente le fueron reveladas a San Malaquías durante una peregrinación que realizó a Roma en el año 1139, cuando era arzobispo de Armagh, su ciudad natal. La primera está relacionada con su país, Irlanda, mientras que la segunda es la ya mencionada, y más conocida, de los 112 Papas.

En textos atribuidos a San Bernardo de Clairvaux o Claraval, a quien San Malaquías visitó en Francia en varias ocasiones, el santo francés aseguraba que Malaquías vaticinó también el día de su propio fallecimiento, de hecho murió en brazos de San Bernardo el 2 de noviembre de 1148.

Trayectoria del Santo
San Malaquías, cuyo nombre de bautismo era Maelmhaedhoc O’Morgair, nació el 3 de noviembre de 1094 en Armagh, uno de los cinco condados que conforman Irlanda del Norte, zona que actualmente se encuentra bajo soberanía británica.

Tras ser educado e instruido por el Abad de Armagh, fue ordenado sacerdote por San Celso en 1119. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Lismore, en el condado irlandés de Waterford, para perfeccionarse en la sagrada liturgia y en la teología. A partir de ese momento los cargos eclesiásticos se sucederían: Primer Abad de Bangor en 1123, Obispo de Connor en 1124, Primado de Armagh en 1132 y, finalmente, ese mismo año, Arzobispo de Armagh.

Durante el ejercicio de sus deberes eclesiásticos, San Malaquías restauró la disciplina de la Iglesia, que se había relajado bajo la dirección de una serie de abades legos, y adoptó fielmente la liturgia romana. Tras su muerte, fue canonizado por el Papa Clemente III, el 6 Julio de 1199.

La profecía sobre Irlanda
La primera profecía de Malaquías anunciaba que Irlanda, su patria, sería oprimida y perseguida por Inglaterra, que sufriría calamidades durante siete siglos, pero que preservaría la fidelidad a Dios y a Su Iglesia en medio de todas sus pruebas. Al final de ese período, Irlanda sería liberada y sus opresores serían entonces castigados, convirtiéndose en el instrumento para restablecer la fe en Inglaterra.

Llama la atención el hecho de que el vaticinio se augurase varios siglos antes de que surgiera el anglicanismo, pero la profecía pierde fuerza si se tiene en cuenta que la primera vez que se supo de ella fue en el siglo XVII, a través de un monje benedictino llamado Dom Mabillon.

Mabillon aseguró haberla encontrado entre unos manuscritos olvidados en la Abadía de Claraval, situada en la localidad francesa de Ville-sous-la-Ferté, en el departamento del Aube, lugar donde vivió San Bernardo.

Los 112 Papas
Esta predicción consta de 112 pequeños lemas o frases en latín que hacen una alusión alegórica a los 112 papas que sucederían a Celestino II (1143-1144) al frente de la Iglesia Católica, incluyendo a los Antipapas, hasta el último, al que denomina Petrus Romanus (Pedro Romano). El historiador benedictino Arnold Wion fue el primero en mencionarla en su libro Lignum Vitae, publicado en el año 1559.

Estos lemas descriptivos de los Papas pueden tener relación con un símbolo de su país de origen, con su nombre, su escudo de armas, su talento o cualquier otra referencia personal. Resulta curioso observar que las divisas correspondientes a los Papas anteriores a 1595 son mucho menos ambiguas que las sucesivas.
El actual Papa, Benedicto XVI, hace el número 111 en el pronóstico de San Malaquías, que hace referencia a él como De Gloria Olivæ (De la Gloria del Olivo), y casualmente Benedicto XVI nació un Sábado de Gloria. Por otro lado, la orden benedictina recibe el apelativo tradicional de "olivetana".

Según la profecía, el Papa 112, Pedro Romano, será el último: “En la última persecución de la Santa Iglesia Romana se sentará Pedro Romano, que apacentará las ovejas entre muchas tribulaciones; pasadas estas cosas, la Ciudad de las Siete Colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo”.

Dudas e interpretaciones
Mucho se ha debatido, y se sigue haciendo, sobre las Profecías de San Malaquías, en especial la relativa a los Papas. No sólo se cuestiona su veracidad, también su autoría. Cierto es que el manuscrito original no se ha encontrado nunca, y que la primera publicación no tuvo lugar hasta el siglo XVI.

En el siglo XVII, el Padre Menestrier, jesuita, realizó una hipótesis sobre la profecía de los Papas, argumentando que podía haber sido un plagio para influenciar las elecciones de Gregorio XIV en el cónclave del 1590.

Para el Abad Cucherat (1871), San Malaquías escribió la profecía en Roma, entre los años 1139 y 1140, cuando visitaba al Papa Inocencio II para informarle de los asuntos de su diócesis. Fue entonces cuando entregó las profecías al Papa, quien las guardó en los archivos romanos donde quedaron olvidadas hasta su descubrimiento en 1590.

Por su parte, uno de los más respetados historiadores del siglo XVI, Onofrio Panvinio, corregidor y revisor de la Biblioteca Vaticana en 1556, aceptó completamente la autenticidad de las Profecías de Malaquías.
Según se deduce de las más recientes interpretaciones de los expertos en el tema, el augurio sobre los Papas, como gran parte de la propia Biblia, no es más que una metáfora. Parece ser que la destrucción de Roma simboliza que el sucesor de San Pedro volverá a la ciudad donde comenzó éste su andadura, a Jerusalén, asiento original de la Iglesia Católica. De esta forma terminarían los Papas Romanos para dar paso a los Papas de Jerusalén porque, según las profecías, “el pueblo de Israel se convertiría al Señor Dios en el fin de los tiempos”.
El editor original de este artículo es Suite101: http://www.suite101.net/content/las-profecias-de-san-malaquias-a11571

LA LEYENDA DE LAS BANSHEES

Las hadas que anuncian la muerte, originarias de Irlanda
Entroncadas al folklore celta desde el siglo VIII, las "banshees" no son consideradas seres maléficos, pero sí resultan inquietantes por los presagios que vaticinan.
Según los orígenes de esta leyenda, las banshees o Bean Sidhe eran espíritus femeninos que, al aparecerse ante un irlandés, anunciaban con sus gemidos su muerte o la de un pariente. La etimología Bean Sidhe proviene del gaélico y significa “Hada de la Colina” o “Hada del Espíritu”, aunque finalmente su uso en todo el Reino Unido derivó en el anglicismo banshee.
Durante la Edad Media, sólo las estirpes irlandesas de alto linaje contaban con una banshee en la familia, pero con el paso de los siglos, y el continuo cruce entre familias, la leyenda de estas hadas se fue extendiendo. Como sienten auténtico fervor por las líneas de sangre, se cuenta que las banshees han seguido a sus familias allá donde fueran, y es por ello que sus terribles lamentos dicen que pueden escucharse hoy en Inglaterra, Escocia, América o en cualquier lugar donde un irlandés haya fijado su residencia.

Intensos gemidos

Según la mitología celta, las banshees sólo hacen acto de aparición cuando un miembro de la familia a la que pertenecen está a punto de morir. Con el paso del tiempo se empezó a comentar que mostraban su respeto hacia los moribundos gimiendo y lamentándose debajo de su ventana, llegando a levitar hasta varios metros de altura para poder hacerlo.

También se identifica a una banshee como una figura solitaria que nos anuncia la muerte paseando por las colinas que circundan la casa de una familia o sentada sobre un muro de piedra cercano. Incluso, puede llegar a no ser visible, pero su presencia puede sentirse a través de sus penetrantes gemidos.

Con la marcha de un gran número de irlandeses al Nuevo Mundo, la leyenda fue evolucionando, llegando a convertir a las banshees en demonios que vagan por la noche para apoderarse de las almas afligidas.

La banshee Aibhill
La banshee más famosa de la antigüedad se llamaba Aibhill, y cuentan que rondaba a la familia real de los O'Brien. La leyenda narra como el anciano rey Brian Boru partió hacia la batalla de Clontarf, en el año 1014, sabiendo de antemano que no regresaría, pues Aibhill se le había aparecido la noche anterior de su marcha lavando la ropa de los soldados que acompañarían al rey, y permaneció llorando y lavando hasta que toda el agua se tiñó de rojo sangre.

Aspecto terrorífico

La banshee se muestra siempre con apariencia de mujer, aunque su descripción varía según la zona donde supuestamente aparece. En Irlanda las describen como hadas muy altas y bastante delgadas, con cabellos y ropajes largos y blancos que cubren con una capa gris con capucha. A veces también aparece como una viejecita menuda de cabello blanco o como una hermosa joven de cabellos dorados.

La excepción la encontramos en el condado de Donegal, donde la banshee puede usar un traje verde, o en el condado de Mayo, donde lo utiliza generalmente negro. Pero en lo que sí se coincide siempre es en la palidez de su rostro y en el enrojecimiento de sus ojos, provocado este último por siglos y siglos de continuo llanto.

Todos aquellos que dicen haber visto o escuchado a una banshee comentan que su presencia resulta espeluznante, por la angustia y la tristeza que transmite.

El editor original de este artículo es Suite101.net.
http://www.suite101.net/content/la-leyenda-de-las-banshees-a10495

Imagen de banshee cuyo autor es W.H. Brooke y publicada en Wikimedia Commons. http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Banshee.jpg
Imagen de banshee cuyo autor es W.H. Brooke y publicada en Wikimedia Commons. http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Banshee.jpg