viernes, 11 de marzo de 2011

LA MANO DE FÁTIMA

Conocida como "Jamsa", "Khamsa" o "Hamsa", la Mano de Fátima es un talismán contra el mal de ojo y las desgracias utilizado tanto en el mundo musulmán como en el judío.

La Mano de Fátima o Hamsa es uno de los amuletos protectores con mayor número de adeptos tanto en Oriente Medio como en el norte de África.

La forma más común de este talismán representa una mano plana simétrica con el dedo corazón en el centro, a ambos lados el anular y el índice, más cortos que el corazón e iguales entre sí, y en los extremos dos pulgares, también del mismo tamaño y curvados hacia afuera. Según su procedencia, existen variaciones de este símbolo muy similares.

Aunque no está directamente ligado con ninguna religión, lo cierto es que tanto musulmanes como judíos establecen una conexión entre la Mano de Fátima y sus propias creencias.

La creencia musulmana

Los musulmanes también la denominan Hamsa o Khamsa, que en árabe significa cinco, el número de dedos de la mano.
El número cinco es clave en el Islam: cinco son las veces que el almuecín llama a la oración desde su minarete; cinco son también las claves del misterio que sólo Alá conoce; los cinco Pilares de la Sabiduría; existen cinco tipos de ayuno durante el ramadán y disponen de cinco fórmulas para decir que Dios es grande. Pero también son cinco los camellos que se necesitan para el pago ritual de un agravio, y cinco son las generaciones que debe durar una venganza entre tribus del desierto.

El origen del amuleto, según la tradición musulmana, está ligado a Fátima az-Zahra, hija del profeta Mahoma, fundador del Islam. De ahí su nombre. Los musulmanes consideran a Fátima protectora tanto de fieles como de los que dudan.

Curiosamente, el Corán prohíbe el uso de amuletos y talismanes y reniega de la superstición, pero el influjo de la Hamsa es demasiado fuerte entre los creyentes.

Es habitual ver la Mano de Fátima en puertas, en forma de aldabas, o pintada en muros de pueblos y ciudades. Su presencia, dicen, les asegura buena suerte, les dota de paciencia y fidelidad y les protege del mal de ojo.

La versión judía

Entre los judíos podemos encontrar diferentes acepciones para denominar al amuleto: Mano Hamsesh, Mano de Hamsa o Mano de Miriam, haciendo referencia a Miriam o María, la hermana de Moisés y Aarón, reconocida por los hebreos como profetisa y asociada con la protección.

Los cinco dedos de la Hamsa están relacionados para los judíos con los cinco libros de la Torá, el documento más importante de su religión, ya que los hebreos no consideran que la mano posea ninguna conexión islámica más allá del nombre.

Entre los judíos es costumbre que la mano incluya en el centro una Estrella de David, ya que estiman que aumenta el poder del talismán, y en Israel es habitual su uso tanto en forma de colgante como de motivo decorativo en sus hogares.

Dependiendo de su uso, la Hamsa también puede llevar inscrita alguna oración, como el Shemá (“Escucha Israel”), el Birkat HaBayt (“Bendición de la Casa”) y el Tefilat HaDerech (“Oración del Viajero”).

 

Influencia mundial

La Mano de Fátima ha ido traspasando fronteras y actualmente se utiliza como amuleto en diversos lugares del planeta.

En la India se ha convertido en un fetiche muy popular, conocido como Mano Humsa. Lo mismo sucede en otros países de Asia, donde el talismán se considera particularmente poderoso para prevenir todo tipo de desgracias y enfermedades.

En la cultura de Occidente se cree que este amuleto, además de proteger contra la ira, previene contra la infidelidad, y en Norteamérica, particularmente, también se ha difundido la creencia de que la Mano de Fátima protege de los terremotos y las catástrofes naturales.

Pero quizá el uso más especial de la Hamsa es el que promueven algunas organizaciones que trabajan por la paz en Oriente Medio, que lo han adoptado como símbolo de las similitudes culturales existentes entre musulmanes y judíos.


La edición original de este artículo es de Suite101: http://www.suite101.net/content/la-mano-de-ftima-a12347#ixzz1GHggP2VM

martes, 8 de marzo de 2011

EL PROYECTO LIBRO AZUL DE LA NASA

El Proyecto Libro Azul fue el programa más conocido y polémico de investigación sobre el fenómeno OVNI que realizó la Fuerza Aérea norteamericana.

Aunque hoy en día ningún departamento del Gobierno de Estados Unidos (EEUU) participa en la investigación de objetos voladores no identificados (ovni), hubo un tiempo, entre los años 1947 y 1970, en que este tipo de estudios se consideró vital para determinar si los ovnis suponían una amenaza potencial para la seguridad nacional.

La Fuerza Aérea de EEUU (USAF) ha sido uno de los organismos encargados de realizar este tipo de investigaciones. Para ello llevó a acabo varios programas, entre los que destaca el Proyecto Libro Azul, que se mantuvo operativo hasta el 17 de diciembre de 1969. Su sede se hallaba en Wright-Patterson Air Force Base, Ohio.

Durante el tiempo que funcionó el proyecto se recogieron 12.618 informes de avistamientos ovni. Las conclusiones finales aseguraron que la mayoría se trataba de fenómenos naturales o aviones convencionales. Unos cuantos hechos fueron considerados fraudes, pero 701 casos (un 6%) fueron clasificados como inexplicables.

 

Un comienzo prometedor

El Proyecto Libro Azul surgió en el año 1952 para sustituir al Proyecto Grudge, con el que varios altos cargos de la USAF no estaban satisfechos. El primer responsable del proyecto fue el capitán Edward J. Ruppelt, y bajo su breve mandato tuvo lugar el periodo de máximo apogeo del programa. Los avistamientos fueron tratados con seriedad y contaban con apoyo y financiación oficial.

Ruppelt, a quien se le atribuye la creación del término ovni, contó entre su equipo con el astrónomo J. Allen Hynek, consultor científico del proyecto. Hynek, que en un principio se consideraba un gran escéptico, acabó siendo uno de los mayores defensores de este tipo de investigaciones.

Con la ayuda del Battelle Memorial Institute, una organización científica privada sin ánimo de lucro, Ruppelt creó el informe especial nº 14 del Proyecto Libro Azul. El informe consistía en un análisis masivo de los casos del proyecto. Para que un caso pasara a ser considerado “explicable” era necesario que dos analistas por separado estuvieran de acuerdo sobre la resolución. Sin embargo, para catalogar un caso como “desconocido” se necesitaban cuatro analistas que estuvieran de acuerdo. De este modo el criterio resultaba bastante riguroso.

 

La crisis del escepticismo

A pesar de la seriedad y la base científica con que el equipo de Ruppelt trataba los episodios registrados sobre ovnis, seis meses después de su inicio el proyecto topó con el primer obstáculo. El conflicto surgió en julio de 1952 tras una serie de avistamientos en el Aeropuerto Nacional de Washington DC.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) decidió tomar cartas en el asunto y crear una comisión de científicos para estudiar los ovnis, encabezada por el doctor H. P. Robertson, físico del Instituto Tecnológico de California. El Comité Robertson no tomó en cuenta ninguna de las pruebas aportadas por Ruppelt y Hynek, las mejores que habían extraído del Libro Azul, asegurando que todos los casos ovni podían ser explicados con una investigación más profunda.

El comité, alentado por la CIA, obligó a la USAF a restar importancia al tema de los ovnis, e inició una campaña para desacreditar y disminuir el interés público por este tipo de fenómenos. Para ello recurrió a los medios de comunicación (incluyendo a la compañía Walt Disney), a astrónomos, psicólogos e incluso a famosos.

Ruppelt, desmoralizado, abandonó el Proyecto Libro Azul en 1953. Todos los que le sucedieron en la dirección resultaron ser auténticos escépticos respecto al asunto ovni, especialmente su último responsable, el comandante Héctor Quintanilla.

Un informe negativo realizado por la Universidad de Colorado, titulado “El Estudio científico de los ovnis”, fue el detonante para la conclusión del proyecto en 1969 y la cancelación de todo tipo de investigación sobre ovnis en EEUU. La documentación concerniente a las investigaciones realizadas fue transferida permanentemente a la Modern Military Branch, del Servicio de Archivos y Registros Nacionales, en Washington, DC 20408, y se encuentra disponible para la consulta pública.

 

El interés sigue vivo

A pesar de la reticencia del gobierno norteamericano a reabrir las investigaciones sobre avistamientos ovnis, la opinión pública sigue demostrando cierta inclinación por mantener vivos los estudios sobre vida extraterrestre.

Es por ello que no todo el mundo estuvo de acuerdo con la cancelación del Proyecto Libro Azul. Un editorial de la época del diario Richmond News Leader opinó que "los intentos de desacreditar las observaciones relatadas conforme a la exposición razonada del Proyecto Libro Azul no resolverán el misterio, y sólo servirán para aumentar la sospecha de que hay algo ahí que la Fuerza Aérea no quiere que nosotros sepamos".

Por su parte, un congresista por Ohio, William Stanton, manifestó que “la Fuerza Aérea ha perdido gran parte de su prestigio en esta comunidad. Cuando la gente confía en la administración y ésta no dice la verdad, se pierde esa confianza".

Hoy en día, numerosas universidades, organizaciones científicas y medios de comunicación de EE.UU. realizan periódicamente seminarios y estudios relacionados con los ovnis, mientras que varias encuestas inclinan su balanza a favor de los que creen en la existencia de vida en otras galaxias, por lo que exigen la creación de nuevos programas de investigación.
La edición original de este artículo pertenece a Suite 101: http://www.suite101.net/content/el-proyecto-libro-azul-a11968#ixzz1G06pRsTr

LAS BRUJAS DE SALEM

La ignorancia y puritanismo del pueblo de Salem durante el siglo XVII causó la injusta muerte de 20 personas y la tortura de más de 200, acusadas todas ellas de brujería.

Salem, el mítico pueblo de la bahía de Massachussets (Estados Unidos), donde acontecieron los juicios por brujería en el año 1692, es hoy en día un codiciado punto turístico llamado Danvers.

Casi 100.000 personas lo visitan cada año para conocer la truculenta persecución que tuvo lugar en la parte histórica de esta pequeña ciudad. Esta zona de la población costera mantiene su nombre original, Salem.

 

La brujería en el siglo XVII

Según las leyes británicas que regían en el siglo XVII en Nueva Inglaterra (actual Massachussets), practicar la brujería constituía un delito para las leyes estatales.

Una sola acusación sobre su práctica era suficiente para que los supuestos brujos fueran enjuiciados y ejecutados en la horca.

La ciudad de Salem fue erigida por colonos británicos en torno al año 1630. Estaba gobernada y constituida sobre una gran base puritana, la población poseía un carácter muy conservador y la sociedad de la época estaba caracterizada por una fuerte creencia en el diablo.

Todos estos factores se aliaron y crearon el entorno ideal para la cruenta caza de brujas que tuvo lugar en Salem. Comenzó en enero de 1692 y duró casi nueve meses, durante los cuales ahorcaron a 19 personas, una fue lapidada, varias fallecieron en la cárcel y cientos sufrieron torturas.

En contra de la creencia popular, ningún acusado fue jamás ajusticiado en la hoguera.

Las niñas del reverendo y Tituba

El origen de los hechos tuvo lugar con la aparición de un nuevo ministro religioso en la ciudad, el reverendo Samuel Parris, procedente de las Antillas. Con la familia Parris llegó una esclava llamada Tituba, adicta a la práctica de ritos religiosos afroantillanos.
La hija de los Parris, Elizabeth, de nueve años de edad, y su prima Abigail Williams, de doce, se interesaron por las creencias de Tituba, organizando algunas sesiones con ella y unas amigas. En enero de 1692 las chicas enfermaron, y el médico de la población, William Griggs, al desconocer la causa de su enfermedad, diagnosticó un caso de brujería.

Tanto Elizabeth como Abigail, junto a su amiga Ann Putnam, de once años, actuaban de forma extraña: gritaban, arrojaban cosas, lloraban sin razón o corrían en cuatro patas, como perros. Ann llegó a decir que había luchado con una bruja que quería decapitarla.

El 29 de febrero, bajo la presión de los magistrados Jonathan Corwin y John Hathorne, las niñas acusaron a tres mujeres de haberlas poseído: Tituba, la esclava caribeña del reverendo Parris; Sara Good, una vagabunda, y Sarah Osborne, una anciana mendiga.

De las tres mujeres, sólo Tituba admitió ser bruja. Declaró que el demonio la había convertido en su esclava y describió a un hombre alto de Boston que le obligó a firmar un libro, sentenciando que otras mujeres del pueblo también lo habían hecho, aceptando su condición de brujas. La cacería de supuestas arpías estaba en marcha.

 

La psicosis invade Salem

Tras instalarse la paranoia entre los mojigatos y puritanos habitantes de Salem se desató una cadena de acusaciones. Las primeras inquisidoras fueron las niñas Parris, que se dedicaron a inculpar a su antojo, principalmente a miembros de las clases bajas o a aquellos que poseían actitudes mal vistas, como el adulterio.

La joven Ann Putnam acusó de infanticidio a Rebecca Nurse, de 71 años, mientras que Susanna Martin fue acusada de embrujar los bueyes de su vecino a raíz de una riña entre ambos.

Al ser también incriminada Martha Corey, un leal miembro de la Iglesia en la Villa de Salem, la comunidad enloqueció, considerando que, si ella era una bruja, cualquiera podría serlo. Los magistrados llegaron incluso a interrogar a la hija de Sarah Good, de tan sólo cuatro años de edad.
Llegados a este punto, en junio de 1692 se constituyó el Tribunal Especial de Auditoría y Casación en Salem, presidido por el Juez William Stoughton, para juzgar los casos de brujería. Increíblemente, en estos juicios se admitió una prueba denominada "Evidencia Espectral", que aceptaba los sueños y visiones como testimonios.
Las acusaciones, encarcelamientos y ejecuciones prosiguieron. Así, el reverendo George Burroughs, antiguo ministro del pueblo, fue señalado como jefe de las brujas y ahorcado el 19 de agosto, mientras que el capitán John Alden fue inexplicablemente identificado como el hombre alto de Boston del que hablaba Tituba.

 

El retorno del buen juicio

Cuando las acusaciones de brujería empezaron a afectar a las clases altas de Salem, el pueblo comenzó a recobrar la cordura. El 12 de octubre de 1692 el gobernador de Nueva Inglaterra, William Phipps, ordenó que cesasen los arrestos y liberó a los encarcelados, disolviendo el Tribunal Especial unos días después para crear un Tribunal Supremo.

En 1702, el Supremo declaró que los juicios habían sido ilegales y en 1711 la colonia aprobó una propuesta para restaurar el honor de aquellos que habían sido acusados, adjudicando la suma de 600 libras a cada uno de sus herederos. Sin embargo, hubo que esperar 250 años para que el estado de Massachussets, en 1957, pidiese formalmente disculpas por los hechos acontecidos en 1692.

Los motivos reales que convirtieron Salem en un hervidero se desconocen, y los investigadores difieren en sus interpretaciones. Para algunos los extraños comportamientos fueron causados por el consumo de ciertos alucinógenos, mientras que otros creen que pudieron ser enfermedades hasta entonces desconocidas, como la viruela.

El factor social también se ha tenido cuenta, aunque la tesis más aceptada es la de la enfermedad de Huntington. Investigadores del Instituto de Neurociencias de Lausana, en Suiza y de la Facultad de Farmacia y del Centro de Neurociencias de Coimbra, ambos en Portugal, han trabajado con árboles familiares de los pobladores actuales del Estado de Massachussets, y han rastreado la presencia del defecto genético que es causa de la enfermedad de Huntington. Sus síntomas más habituales son el escaso control de las extremidades, humor variable, problemas graves de movimiento y en la coordinación, visiones, gestos involuntarios y lagunas en la memoria.

También existen grupos de parapsicólogos que consideran que los casos de brujería acontecidos en Salem fueron ciertos.
La edición original de este artículo pertenece a Suite101: http://www.suite101.net/content/las-brujas-de-salem-a11893#ixzz1G04BAl9U

Reproducción de los juicios de Salem

Créditos / Autoría: Reproducción de los Juicios de Salem, de Baker, Joseph E